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El discurso de un Presidente al inicio del período legislativo siempre es interesante cuando se trata de trazar líneas acerca de lo que se viene en el Paraguay.
Desafortunadamente, nuestros presidentes han dado discursos tediosos y aburridos en la misma tónica en la que se repetía el tirano Alfredo Stroessner cada inicio del período legislativo.
Mario Abdo Benítez debe explicar por qué ha fracasado dirigiendo el país en tiempos de pandemia, qué es aquello que no ha hecho correctamente en términos sanitarios, enfrentar a su responsabilidad de mandatario y, en consecuencia, afirmar por qué no se ha tenido la capacidad de poder con los recursos que se disponía de hacer del Paraguay un país con una mayor capacidad de gestión, de mayor eficacia administrativa y de mayor respeto a los recursos económicos que cada uno de los otros coloca en forma de impuestos para que se administre durante un período de Gobierno.
Abdo tampoco ha mostrado mucha sensibilidad ante los 13.000 muertos por Covid y los daños económicos subyacentes de una enfermedad tan terrible como ésta.
No hemos tenido tampoco un presidente empático con la gente, cercano a ella, que realmente tuviera la posibilidad de sentir tan bien, sino directamente, en términos generales, en este momento que vivimos, la clase política se ha desacreditado durante todo este tiempo, y el discurso del presidente de gestión no refleja otra cosa que la muy mala calidad de políticos que tenemos en tiempos ordinarios, donde se nota menos, y en tiempos extraordinarios donde tiene un alto costo fatal.