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El razonamiento motivado

En la última semana se presentó un proyecto de ley que busca el pase sanitario para eventos masivos y para el ingreso al país. Casualmente unos días después de la presentación el Ministerio de Salud Pública se adelantó con el protocolo de ingreso al país, mientras la ley sigue en proceso de discusión dentro del congreso.

Lo interesante es el debate que se generó, donde los primeros en expresar su desacuerdo fueron los grupos antivacunas, a los que se sumaron personas vacunadas pero que toman la propuesta como dictatorial. Periodistas, senadores, diputados y médicos también presentaron su visión, en las que se mezclaron lo político con lo sanitario y las diversas interpretaciones constitucionales.

Como sea, independiente a que se apruebe o no la ley, el Ministerio de Salud viene demostrando que, si se genera un desborde, ellos mismos tomarán los recaudos necesarios sin debate de por medio.

Pero lo llamativo es la serie de argumentos que se presentaron de autores identificados en redes sociales y de muchas cuentas falsas que se concentran en datos o razonamientos que ponen en duda la legalidad del procedimiento y la efectividad de las vacunas.  A pesar de tener pruebas concretas de la diferencia sobre pacientes vacunados y no vacunados se hace presente lo que se denomina como “razonamiento motivado” similar al sesgo de confirmación, que nuevamente nos da a entender que no solo se trata de insistir en un punto por más que las pruebas nos muestren lo contrario, si no de toda una estructura de páginas web, grupos en redes y perfiles que generan información sesgada para seguir alimentando este tipo de razonamiento.

Según los estudios cuando las emociones se implican con el razonamiento: configuramos la información que recibimos para que encaje con lo que ya creemos.

Por eso se insiste en comunicación emotiva, pero esta sería la otra cara de esa fórmula, una cara en la que el miedo, la pseudociencia y una visión conspirativa de la vida terminan por fortalecer la lógica que justifica ir en contra de políticas sanitarias, donde incluso gente vacunada y a favor de la vacuna ve el “peligro de perder libertad” como fundamento para no acompañar las políticas que hasta ahora parecieran ser lo único que podemos hacer ante este virus.

Finalmente, la falta de una comunicación pública que considere este análisis termina generando resultados negativos en cuanto a objetivos de salubridad a los que se pretende llegar, menos vacunados y más gasto público.

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