El dinero de los principados Yacyretá e Itaipú por fin vas a tener van a ser utilizados para propósitos que no sea la discrecionalidad del Presidente de la República. Por mucho tiempo nos dijeron que eso era sagrado, que los salarios de los funcionarios de estas dos binacionales no se podían tocar, que había un tratado que estaba por encima de cualquier norma e incluso, muchas veces, por encima de la Constitución.
El paso dado por la Cámara de Diputados es un paso extraordinariamente importante en un país que se acostumbró a creer en los mitos y que en este caso ha sido acabado prendiéndose la luz de la necesidad, ya que esos US$ 150 millones de ambas binacionales estarán destinadas a los propósitos de cuidar la cuestión de la salud y de la vida de los paraguayos.
Este es el primer comienzo. Tendríamos que continuar haciendo que los salarios se adecuen a la normativa de carácter general y no tener que seguir fortaleciendo principados, con brahmanes que viven en su interior y que se consideran una casta por encima de cada uno de nosotros.
Hay que acabar con las cuestiones que generan desigualdad e inequidad. Las dos represas hidroeléctricas son 50% nuestras y la soberanía del país es completa por sobre ellas. No hay príncipes, principados ni brahmanes, sólo hay una república que ayer se comprobó en la Cámara de Diputados que es posible sacarle los recursos y hacer uso de los mismos, sin importar otros propósitos que el bienestar de la gente.
Se acabó el dispendio y la absoluta mano rota con la que se ha venido trabajando desde hace mucho tiempo, generando en su camino pingües beneficios para los administradores y gran pobreza para los administrados.
