No soy muy habitué de ir al cine, más ayer después de mucho tiempo lo vuelvo a hacer, no para ver cualquier película sino una de tres horas veinte minutos de duración que marca un retorno exigente en términos de atención y aguante.
Para admirar al séptimo arte con la película llamada “Avatar” en 3D su segunda versión que no debe destacarse o sobresalir solo por cuánto dura sino por el mensaje que desea comunicar que es una poderosa denuncia social contra males que ahora mismo padecemos en nuestro planeta, como el deterioro ambiental y su amenaza intrínseca contra la vida. Incluye además una mirada crítica sobre la guerra como medio para afrontar problemas que no pueden solucionarse por canales diplomáticos.
La película “Avatar” fue realizada por el director James Cameron quien ya tiene una importante lista de documentales y películas que se basan en el tema del medioambiente busca de nuevo concienciarnos sobre algo tan repetido pero poco escuchado.
Estos extensos trabajos cinematográficos logran hacerte salir de salas de cine exhalando fuerte y pensando acerca de las cosas negativas que cómo habitantes del planeta dañamos a nuestro medioambiente que tiene si, duras maneras de responder cuando el tiempo y las condiciones climáticas se conjugan, convirtiendo momentos pacíficos y felices de comer pororó y ver una película en el cine o en casa, en caos, revueltas y desastres ocasionados. Huracanes, deslizamientos, tormentas y todo accidente natural que espontáneamente aparece son efectos del cambio climáticos que nos perjudica a todos.
Lo que vemos y comemos
El Pororó en Paraguay, Argentina o Uruguay , palomitas de maíz en México, popcorn en los EE.UU, cabrita en Chile , cotufa en Venezuela, crispeta o pira en Colombia es el clásico compañero que tenemos para alimentarnos mientras vemos una película acompañado de algo para beber para digerirlo bien Es un clásico que viene de una planta originaria de nuestro subcontinente presente en todo el planeta..
Queremos tener salud, buena calidad de vida y todo lo antónimo a malestares o momentos desagradables en nuestro hogar, ciudad, país o planeta pero para eso debemos ser conscientes y actuar en consecuencia. Una película y el pororó pueden ser disparadores para alcanzar ese nivel y compromiso.
Reflexionar transversalmente
Debemos desarrollar una capacidad crítica para no terminar siendo usados por particulares, compañías o iniciativas particulares. Ser más debe ser el propósito y eso surge en cualquier momento de nuestras vidas cuando vemos una película que nos lleva a reflexionar e incluso cuando llevamos a la boca un pororó. La transversalidad es clave para entender nuestro lugar y responsabilidad con el planeta del que hacemos parte.
Un regalo de la tierra que nos sostuvo y sostiene para caminar, movilizarnos y también alimentarnos y nutrir nuestro sistema que funciona o debe funcionar equilibrado cómo la naturaleza en un mundo que se va desequilibrando por abusos y destrucciones que no solo nos dejan sin árboles, animales en extinción sino sobre todo ya sin seres vivos
Que podamos respirar, comer, hablar, ver, escuchar, pensar o movernos con salud, libertad y alegría. La misma que puede verse y disfrutar en salas de cine que no están basadas en el sencillo espacio donde uno se sienta en una silla normal para observar una pantalla que enseñe imágenes en tres dimensiones. Hoy día esas sillas pueden moverse de acuerdo a lo que uno escucha o ve para sentirse parte de la escena exhibida.
Cuando comemos palomitas de maíz o pororó debemos entender su origen y presencia entre nosotros. El maíz tiene mucha facilidad para ser cosechado e ingerido por todos sin diferenciar el origen, condición de salud, edad o género y tiene muchas opciones para ser sazonado y luego introducido en nuestra boca. Es simple pero complejo al mismo tiempo pero todo vale para reflexionar en torno a la complejidad de la relación hombre y entorno.
Una película y el entorno disparó muchas interrogantes que tenía en la cabeza y con eso ha servido como catarsis para emociones y reflexiones sin distractivo alguno. Avatar y pororó hicieron su tarea pagando 57 mil guaraníes.-