Muchos de nuestros políticos entran a la arena del llamado servicio público, con el ánimo realmente perverso de aprovecharse de las oportunidades, de llenar su faltriqueras, de promover a su vez, a sus entornos familiares y amigos, con lo cual, todos nosotros los contribuyentes estamos financiando esa situación de desmesura cotidiana. El Presupuesto General de gastos vuelve a insistir de nuevo en una mayor contratación de personal público, no hay ningún sacrificio orientado hacia que los políticos dejen de robarse, sean más controlados y auditados, y que la justicia haga su tarea.
El político sigue concentrado en lo mismo, en mentir, robar, promover intereses sectarios y particulares, y muy lejos, el de decir la verdad,ser honesto o de servir a la gente, que es finalmente el propósito de la política, la búsqueda del bienestar. Ahora es el tiempo de que cada uno de nosotros deberíamos fijarnos en los políticos que tenemos cerca y los que vemos cotidianamente en su comportamiento, que no están tan lejos, ni distante como otros, y a ese que se encuentra cerca, que puede ser el candidato a gobernador, el miembro del consejo departamental, el diputado regional, ese tendría que ser sujeto de una tensión mucho mayor y castigarlo cuando corresponda, y promoverlo sí también así lo mereciera.
