Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
Desde hace una buena cantidad de tiempo el paraguayo ha entrado en lo que se llama el bicicleteo de la deuda. Ha tomado créditos en grandes cantidades y no ha producido los suficientes recursos para pagarlos, al punto que desde hace un cierto tiempo ha venido solicitando mayor cantidad de créditos al Congreso, como aconteció recientemente, para pagar las deudas que tienen vencimiento el próximo año.
La economía paraguaya no está bien, viene de circunstancias complejas como la actual de la pandemia, como la sequía del año pasado, pero también tiene problemas graves en términos estructurales.
Tiene una pesada carga burocrática en el Estado, con más de 350 mil empleados públicos, muchos de ellos sin ninguna razón de ser más que el clientelismo y las prebendas partidarias, pero no existe nada que lleve a pensar que el Estado quisiera reducir el tamaño del mismo y hacer mucho más llevadera la carga.
Por el contrario, la única imaginación que la aplican es la de incrementar los niveles de deuda sostenido con el argumento de que el 32 % del Producto Interno Bruto todavía es una cifra que da para más.
El Paraguay no puede seguir endeudándose por una razón práctica. Tiene un pésimo estado administrador y en condiciones como éstas es como seguir dándole dinero a una persona que tiene una adicción, que es un alcohólico o un drogadicto, que no tiene capacidad para resarcirse de eso mal, sino que, por el contrario, más dinero simplemente agrava su mala condición de salud.
