Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
Cuando uno observa la política de nombramientos, en el gabinete se destacan fundamentalmente el pago de favores políticos en los primeros años de gobierno de cualquier presidente, luego se van ajustando en la mayoría de las circunstancias. Sin embargo, el no saber a dónde se quiere llegar, la falta de rumbo o la falta de un destino claro, priva fundamentalmente a los gobiernos de la posibilidad de ser exitosos y pueden cambiar todos los ministros que quieran, pero cuando no se sabe adónde se quiere llegar, ninguno de los caminos resulta ser el más viable, ni el más corto ni el más largo.
Esa parece ser la característica también de este gobierno que ha tenido que pagar varios favores políticos con nombramientos de personas no adecuadas a los cargos, personas que no querían perder el privilegio de pertenecer al exclusivo club de los ministros y tuvieron que aceptar cargos para los cuales no estaban preparados. Ese ha sido el primer acto de corrupción del Gobierno cuando se nombra a personas que echarán a perder no solo al Gobierno, sino algo mucho más importante a los intereses del país y en cuestiones tan delicadas como en el tema de la educación, por ejemplo.
Cuando uno observa cómo un mal Gobierno termina afectando a un país, no solamente lo golpea en el bolsillo, lo golpea también en el ánimo, en las relaciones internacionales, en la imagen que el país quiere proyectar y fundamentalmente en el futuro colectivo.
Elegir a las personas adecuadas es importante, pero nunca mas importante que saber cuál es el destino que se quiere tomar cuando se decide asumir la responsabilidad de gobernar un país.