Foto: Web Ministerio de Salud
Si hay algo que realmente tendría que ser sujeto de análisis, incluso en claustros académicos, es la inutilidad de nuestros servicios sanitarios. Si el IPS tiene grandes dificultades en materia de atención de la salud de su contribuyente, con mucho dinero recaudado diariamente, el Ministerio de Salud no le va en zaga, ni mucho menos.
Cuando tiene dinero, no sabe qué hacer con él, cuando no tiene, roba, cuando debe planificar, pospone. Todo lo hace muy mal, y la gran pregunta, después de esta pandemia, tendría que ser ¿cómo restaurar, reparar, reacondicionar, reprogramar el Ministerio de Salud para que sirva a las personas paraguayas en su conjunto?, que para eso están dadas en su carta estatutaria los mandatos que les hemos dado.
No hemos visto durante esta pandemia ninguna de las habilidades y capacidades que se reclama y exige a un Ministerio en condiciones como las que pasamos en la actualidad.
Cuando tuvo dinero, en tiempos de Mazzoleni, antes de la pandemia, sólo ejecutó el 46% del presupuesto que había solicitado. La gran pregunta es por qué no lo hizo de manera completa, por qué había pedido una cosa que no había podido cumplir, por qué no tiene capacidad de gestión y ejecución.
De eso se trata finalmente la democracia. Una democracia que no gestiona termina siendo desacreditada por sus propios operadores internos.
Si el Ministerio es solamente una cueva de ladrones, un refugio de politiqueros y de hurreros, es lógico que no va a estar al servicio de la población por incapacidad, por indolencia o por absoluto desprecio a los mandantes.
Después de esta pandemia debemos reacondicionar por completo un Ministerio orientado hacia la salud de la gente y no hacia la muerte de ella.
