El contrabando es la propia esencia del país, al punto que uno de los grandes exportadores por ese mecanismo al Brasil fue ungido presidente.
Y hay muchos que dicen “ese no es nuestro problema, es el problema del país que le permite su ingreso”. Ese país que le permite el ingreso sencillamente aprieta contra los intereses nacionales a cambio de que puedan pasar algunos de los productos de este ungido presidente.
Todo esto nos demuestra la hipocresía que tenemos con respecto al manejo del contrabando y de qué manera podemos observar lo que acontece de manera cotidiana, que varias instituciones quedan corrompidas en el camino.
La misma Armada que permite el paso de mercaderías de la Argentina hacia nuestro territorio, es la que permite el paso de los cigarrillos de Cartes al Brasil todos los días. O sea que cuando tenemos una institución corrupta termina perjudicando de ambos lados.
Y cuando hablamos de ese tema deberíamos también conversar seriamente sobre el movimiento de mercaderías entre los países integrantes del Mercosur. Si el proyecto integrador de más de 30 años tuvo el propósito de la libre movilidad de personas y de bienes y servicios, estamos muy lejos de llevar adelante ese proceso que acabe en el camino con la palabra contrabando.
Cuando tengamos la libre posibilidad de comercializar entre todos los países integrantes del proyecto comunitario vamos a ver, en realidad, que estamos en el camino correcto. De momento es simple “photo opportunity” para los políticos de ocasión en cumbres anodinas que nada resultan favorables para los intereses de la gente