Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
Por fin renunció el ministro de Hacienda, Benigno López, hermanastro de Mario Abdo, quien estuvo como titular de la cartera durante más de dos años y en su twitter de despedida afirmó que había hecho lo mejor que podía para enfrentar circunstancias dramáticas que le tocó desempeñar al frente de dicha cartera.
La gran pregunta es ¿Cuál es el legado de Benigno López? ¿qué es lo que deja? Había afirmado que el Estado, en las condiciones en que estábamos, no podía ser administrado de manera correcta y no hizo la denominada reforma que había prometido, que sería absolutamente necesaria en los tiempos actuales.
Tampoco realizó una tarea de privilegiar las cuestiones sociales y de recortar los privilegios del sector administrativo. Todo eso continuó, y si no hubiera sido por la pandemia, no hubiéramos tenido la Ley 6622, que hace algunos recortes a ese sector, pero no hace los cortes importantes que requerirían a una administración pública saneada.
Lo peor es que el Banco Interamericano de Desarrollo, que ahora le ofrece el cargo de vicepresidente, le había dicho este año, en enero, que el Estado paraguayo malgastaba y tiraba dinero en corrupción por un valor superior a US$ 1.500 millones anuales, esa había sido una soberana cachetada al rostro del gobierno de su hermano y a su propio rostro, ya que López en ese momento era el ministro de Hacienda de la República del Paraguay, pero ni eso le inmutó. Siguió con lo mismo.
Había intentado también crear una superintendencia de entidades de previsión, de seguros y aquello no anduvo como esperaba que realmente resultara. Tampoco su paso por el IPS ha dejado un buen recuerdo a los asegurados.
Lo concreto y cierto es que el legado de Benigno López no es necesariamente el más positivo y el más halagüeño en su larga carrera administrativa en el Estado paraguayo.
