(Bloomberg) Ibrahim Boubacar Keita, el expresidente de Mali que fue depuesto en un golpe de estado en 2020, murió el domingo en su casa en la capital de la nación, Bamako, dijeron por teléfono la familia de Keita y excompañeros de trabajo. Tenía 76 años.
Keita, al que a menudo se hace referencia por sus iniciales IBK, llegó al poder en 2013 en las elecciones que siguieron a una intervención militar encabezada por Francia contra militantes vinculados a Al Qaeda que habían ocupado grandes franjas del norte de Malí, incluida la antigua ciudad de Tombuctú. La familia no dio la causa de la muerte.
Fue reelegido para un segundo mandato de cinco años en 2018.
Durante su segundo mandato, Keita enfrentó crecientes críticas por el fracaso de su administración para abordar la creciente insurgencia islamista en el centro y el norte del país. La crítica se convirtió en protestas masivas con miles de manifestantes saliendo a las calles de Bamako en el verano de 2020.
Un par de meses después, el 18 de agosto de 2020, Keita fue arrestado por soldados amotinados dirigidos por el actual presidente de Malí, el coronel Assimi Goita.
Al día siguiente, Keita disolvió el parlamento y anunció su renuncia diciendo que no quería que “se derramara sangre” para mantenerse en el poder.
Los líderes regionales, incluidos el presidente de Senegal, Macky Sall, y el ministro de Relaciones Exteriores de Malí, Abdoulaye Diop, quienes sirvieron en el gabinete de Keita, expresaron sus condolencias con su familia y el pueblo de Malí el domingo. Keita deja atrás a su esposa Aminata Maiga Keita y cuatro hijos.
