Los niveles de crispación ciudadana siguen creciendo en niveles realmente notables, en la misma proporción en que se promete la llegada de las vacunas y éstas nunca terminan de arribar al país.
Ya vamos por varios meses de haber visto, como en otras naciones, el caso de Israel, que tiene más del 50 % de su población ya vacunada, Chile tiene el 6 %, Estados Unidos el 10 % y nosotros todavía no sabemos cuándo van a llegar las vacunas.
Israel se ha convertido en una plataforma de investigación para varios sectores interesados en saber los efectos que traen las vacunas, ya que tiene una población ampliamente vacunada.
En cambio, entre nosotros la pregunta es ¿quién va a robar en la compra de las vacunas? ¿qué sector de la familia presidencial estará metida dentro de dicha operación? ¿qué político o qué personaje nefasto de nuestra situación administrativa terminará por hacer el negocio? que realmente sería todavía criminal para los intereses del país en este momento.
Si es que se está pensando en robar y por eso no se traen las vacunas, deberíamos decir que el Gobierno está en una condición de afirmar su estado de criminalidad en el manejo de una pandemia que golpea severamente la vida de las personas y sus bienes y les saca fundamentalmente futuro.
