Por Benjamín Fernández Bogado
A un año de la firma del acta de Itaipú donde se concedían grandes ventajas al Brasil en forma de concesiones que eran realmente lamentables de poder ser atendidas y que significó la denuncia del titular de la ANDE y su posterior renuncia al cargo. Siguen siendo impunes los hechos y las personas que cometieron este grave hecho calificado como traición a la patria. No hemos tenido noticias de ningún fiscal que haya presentado una acción en contra de alguno de los responsables. El fiscal Marcelo Pezzi entrevistó sobre este caso de manera personal al presidente de la República en Mburuvichá Roga. También fueron llamados el vicepresidente Joselo, su amigo personal Hugo Saguier Caballero, Alcides Jiménez y otros que han sido encargados de dicha negociación.
Pero hasta ahora, reitero, no hay ninguno de ellos que haya sido convocado por la Justicia o que haya recibido una imputación que tenga que levantarla en los tribunales. Nada de eso ha pasado y eso nos demuestra de que realmente, cuando hay casos de intereses de la patria, cuando se trata de negociación de temas fundamentales como el tema de Itaipú, estamos a lo que “Dios es grande”, porque no hay ni espíritu de patriotismo por parte de nuestros negociadores, ni capacidad sancionadora de parte de la justicia cuando se apartan de los lineamientos ilegales que deben rodear a un acto de esta naturaleza.
El Paraguay necesita reivindicarse con lo más sagrado que son los intereses colectivos y para eso necesitamos políticos a la altura de las circunstancias y una justicia que realmente tenga que enderezar lo torcido, que es parte de la cultura política y de las negociaciones paraguayas con agentes extranjeros.
