Por Nahem Reyes
Doctor en Historia de la Universidad Católica Andrés Bello
@Nahem_Vzla
En la carrera por la Casa Blanca, este agosto estará marcado por las convenciones partidistas. El primer turno correspondió a los Demócratas que desarrollaron una fantasmal convención, como no podía ser de otra manera como consecuencia de la pandemia del virus chino que se ha cebado con los estadounidenses al ser el país con mayor número de casos activos en la actualidad.
De vuelta a la Convención, como estaba previsto el veterano plagiario el Senador Joseph Biden y su colega Kamala Harris, recibieron formalmente la nominación de su partido para candidatearse a Presidente y VicePresidente, respectivamente.
Ahora bien, si me permiten el esfuerzo sintetizador de toda la convención la podría resumir en dos palabras: progresismo y retórica. Si, pues, más allá del tradicional desfile de personalidades como los Clinton y los Obama o la octogenaria legisladora Nancy Pelosi, la convención dejó en evidencia el gran, curioso y sorprendente giro del Partido Demócrata a la ideología izquierdista o progresismo, comenzando porque su anfitriona fue Eva Longoria, ficha del conocido y radical izquierdista Senador Bernie Sanders, el líder del Comité Tom Pérez, además de la Senadora Elizabeth Warren, amén del mismo Biden que se declara “progresista” y una Harris, altamente radicalizada. Quizás el único auténtico liberal de los conferencistas fue el ex Alcalde de Nueva York Michael Bloomberg.
Entrando en el contenido de las discusiones -a mi juicio- resultaron altamente mediatizadas con el único propósito de criticar al actual mandatario Donald Trump como lo fue la crisis del virus chino y el racismo. En crudo con un pobre contenido en cuanto a propuestas se refiere, lo cual, no es nuevo del Partido Demócrata que durante todo el actual gobierno republicano ha presenciado un gran vacío de propuestas legislativas y se limitó a una encarnizada guerra contra Trump, guerra en la que también perdieron luego que no prosperara su tentativa de juicio político contra el mandatario.
En suma, fue una pobre convención cargada de críticas sin propuestas concretas de solución a problemas como la misma pandemia del virus chino, sólo fue retórica y más retórica circular que noche tras noche de la convención se vendió a Biden como una suerte de gran salvador, anti-racista, líder de la causa racial estadounidense, vagas referencias a la crisis del empleo y ni someramente se habló de los serios problemas con China o la política exterior. Amén, que sin ningún desparpajo en las discusiones de los Comités por tema, se habló directamente de “abolir la policía, abolir las cárceles”. Para cerrar, lo cierto es que al parecer estos temas tuvieron poco impactaron extramuros del partido, pues, se generó una ligera contracción del favoritismo de Biden en las encuestas, esperemos los debates.
