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Lo que viene en el mundo en términos de política internacional se está haciendo en este instante. No se sabe con claridad cuál es el destino de la relación del mundo occidental con los chinos y de éstos para con el mundo en general.
Lo que se ha visto durante este tiempo de pandemia es que no han sido claros ni transparentes en el manejo de condiciones sanitarias comunes y se desató una pandemia que bien pudo haberse controlado en el territorio de ese país, y más específicamente en Wuhan.
China debe saber que cuando forma parte de una comunidad internacional, participando del proceso comercial que eso supone, también se aviene a mantener estándares de contrato entre todos, entre los cuales figura el tema sanitario como un tema trascendente e importante.
La otra cuestión que habría que mirar si el tema comercial va a seguir siendo el eje central de las relaciones entre los países o vamos a ir a descubrir aspectos todavía más trascendentes, como la cuestión de los derechos humanos o las cuestiones referentes al cambio medioambiental y, sobre esa base, aplicar los estándares en la nueva relación.
Durante mucho tiempo, toda una generación, más en el comercio, ha sido sacrosanto sobre el fenómeno de la globalización y en ese espacio China ha crecido mucho sobre la base del gran despliegue económico que empresas corporativas de Occidente han colocado en su territorio.
Ahora habría que ver si eso continúa al mismo ritmo o cuál será el futuro del relacionamiento entre países, pero habría que retornar algo que no sea simplemente ni el dinero ni el comercio.
