Comentario 3×3
La democracia es un sistema político muy difícil de ser sostenido sin una gran capacidad de gestión y un esfuerzo notable de sus líderes y sus adherentes. Cuando la democracia no tiene esa convicción, ella cruje y permanentemente es denostada por no alcanzar lo que la gente desea, a pesar de que mucha gente es cómplice de esta deteriorada calidad de democracia que tenemos.
En ese sentido los que más le hacen daño son los sinvergüenzas, los cínicos, los mentirosos, que abundan en nuestra política criolla y que no tienen ningún empacho en levantar un testimonio contrario de lo que es su vida particular.
Cartes dijo en estos días que lo más grave del Paraguay es la impunidad, y lo dice alguien que tiene un proceso penal en el Brasil y que ha dejado en el Paraguay varios hechos delictuosos que no han sido investigados por la justicia, porque, según dicen, él la tiene bastante amarrada a sus intereses.
Los cínicos y los sinvergüenzas le hacen mucho daño, sino, que lo digan también los norteamericanos, enfrentados a un dilema existencial con la figura de Trump. Ahora se preguntan mucho cómo le dejaron primero ser candidato hace cuatro años y alcanzar la presidencia. Pero como se diría en inglés “too late”, muy tarde, para seguir hablando de una circunstancia como ésta.
Si no entendemos qué es lo que la democracia debe repeler para que no terminen asaltando y degradándola, muy poco vamos a avanzar en el territorio de la consolidación de este singular sistema político a nivel global.