Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
Uno de los grandes retos que tenemos como sociedad es prestar atención. El paraguayo es muy distractivo y generalmente tiene que ver con la escasa capacidad que tiene de alimentación y minerales en la cabeza, pero casi nunca la gente presta atención y es bastante reacio cuando le llaman la atención.
Eso se puede ver en el comportamiento de carácter interpersonal en los lugares de trabajo, a nivel privado y por qué no, de las cuestiones de carácter público. En esta última se acostumbraron a hacerlo tan mal que la ineficacia, la desatención, la incompetencia, tienen un costo económico todos los días a nuestro bolsillo.
Si no logramos aumentar el nivel de compromiso, responsabilidad, eficacia, de hacer las cosas como realmente deberían ser hechas, no vamos a avanzar en el modelo de convertir al país en un centro de referencia a nivel mundial del trabajo bien hecho. Eso requiere no solo prestar atención, sino tener la capacidad de aprender sobre los errores.
El Estado paraguayo tiene ya muchos años de haber desandado caminos que no son los adecuados. El argumento de culpar a la dictadura de Stroessner pudo haber tenido sentido en los primeros 10 años, pero han pasado 30 años desde aquel acontecimiento y hoy no es de recibo que sigamos siendo tan reiterativos en nuestros errores, en nuestra desatención, y en nuestro rechazo a cualquiera que trate de corregirnos.