El conflicto entre árabes, palestinos, contra los israelitas viene desde hace mucho tiempo, desde el momento en que se decidió la partición de ese territorio que inicialmente, hacia finales de la Primera Guerra Mundial, se denominaba Palestina y surgieron países que no se encontraban establecidos como tales, como el caso de Siria, de Jordania, del Líbano y en 1948 con el territorio de Israel, que significó una ruptura dentro de ese marco dominado en términos poblacionales por los árabes.
Los palestinos fueron divididos en varios fragmentos. Uno de ellos se encuentra en la Franja de Gaza, en la parte sur del territorio israelí, distante Gaza de sus compatriotas palestinos, varios kilómetros, por ejemplo Cisjordania, y que tienen que atravesar el territorio israelí para encontrarse.
O sea, cuando uno mira el diseño de lo que es hoy la Comunidad Autónoma de Palestina, uno puede darse cuenta de que aquello ha sido diseñado para que el conflicto sea la característica permanente en esa parte del globo.
Ahora de nuevo con los ataques de cohetes desde Gaza hacia territorio israelí y la respuesta vigorosa de uno de los ejércitos más poderosos de la zona, que es el ejército israelí con varios muertos, sólo eso reclama, no una mirada que realmente ponga punto final a este conflicto, sino que se busque razones para encontrar una solución definitiva a este aun dañoso problema existente en la región.
Jerusalén tendría que ser la capital de las tres religiones monoteístas más grandes del mundo y no simplemente el pretexto para seguir conflictuado de forma reiterada desde los tiempos de las cruzadas católicas desde territorio europeo hasta lo que es hoy gran parte del mismo, ocupado por Israel y reclamado por los palestinos.
Mientras no haya una mirada amplia, holística, general e histórica, esto no va a cambiar.