No hay ninguna razón para fracasar en el proceso vacunatorio. Los paraguayos hemos tenido ejemplos muy claros y contundentes de que sin vacunas nos va muy mal. Hemos tenido un gran salto de personas fallecidas en los meses de mayo, junio y julio, cuando no teníamos porcentajes importantes de personas inoculadas.
Ahora tenemos una gran cantidad de vacunas disponibles, pero no tenemos personas interesadas en ser inoculadas. Eso significa que la campaña de promoción y propagación de las bondades de las vacunas no ha sido contundente desde todos los actores sociales y también desde los individuales.
No hemos sido capaces de convencer a los compatriotas que la única manera de salir de esto es alcanzando la inmunidad de rebaño, osea, vacunando al 70% de la población. Estamos en 42%, muy lejos aún de lo que se espera sea ese momento en el que podemos decir que damos el adiós definitivo al Coronavirus.
Todavía nos falta, también, comprobar en términos racionales y hacer que aquellos que dudan sobre las bondades de las vacunas confirmen que esa es la única salida que tiene el mundo en la actualidad, y que los países que han hecho eso están saliendo de aquella condición y situación, y aquellos que no se están hundiendo de nuevo en un ciclo que es mortal y sabemos muy bien los paraguayos, que ya llevamos sumando más de 16000 fallecidos por el covid-19.
Hay que ir a vacunarse, a donde sea convencer a aquel que duda de las bondades de ella.