Una de las cuestiones más referenciadas en nuestra Constitución Nacional es la del libre tránsito, eso significa la posibilidad de movilizarse de un sitio a otro sin otras restricciones que las impuestas por cuestiones administrativas. Esta es una cuestión que, entre las manifestaciones constantes que tenemos y también los cierres de ruta por parte de los camioneros y productores agrícolas, se viola de manera constante.
Se tiene que negociar el libre tránsito. Un país que negocia lo que dice el artículo constitucional muestra lo realmente mal que estamos como consecuencia. Lo que tendría que hacerse es aplicarse la norma independientemente a quien sea. Nadie tiene derecho a imposibilitar el libre tránsito de una persona en su vehículo por cualquier ruta del país con el cuento de la extorsión y del chantaje de: “No te dejo pasar si no me das aquello que solicito”.
Ahora aparecen incluso opositores que le dicen a los camioneros “el acuerdo fue que ustedes no cierren rutas para que nosotros estudiemos su propuesta”. Eso no tiene que ser de recibo por todos -como dicen los españoles- se debe cumplir la norma, independientemente que se estudie o no una cuestión de carácter legal.
Esta no es una cuestión de carácter legal; quieren que nosotros arreglemos algo que debería ser parte del acuerdo privado. Esa cuestión terminará si existe la ley de un nuevo subsidio para los camioneros cuando los precios no sean acordados entre ambas partes y, posteriormente, es probable que incluso los propios sojeros y otros productores terminen descargando todo el costo del flete sobre cada uno de nosotros. Esa es una película que ya la hemos visto y la vemos de forma reiterada con los camioneros del transporte público.
Es la hora de poner las cosas en su lugar, primero el libre tránsito y el segundo, el acuerdo entre las partes cuando se trata de cuestiones privadas.
