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Dormir: una experiencia vital

El reposar, descansar o dedicar un tiempo en nuestros días para recuperar la energía invertida en una tarea en particular es una tarea activa.  Existen lugares, posturas y maneras específicas de relajarse. Un periodo donde nos damos cuenta que nuestra mente no para de producir imágenes, sonidos e ideas que pueden servir si las recordamos bien, por la capacidad de ser fugaces y desaparecer al momento que hayamos despertado y querramos compartirlo con alguien en particular. 

El intrigante fenómeno de recordar los sueños varía ampliamente entre las personas, dejando a muchos con la incógnita de por qué algunos pueden revivir sus experiencias oníricas mientras que otros despiertan con la mente en blanco. Son momentos, situaciones y situaciones solo posibles ser vividos durante nuestros descansos, aunque para algunos sean distinguidos despiertos y vendan esa capacidad cómo servicio astronómicos o para tener temas de conversación con quien guste de escuchar de historias simpáticas, bizarras que sólo suceden al estar con los ojos cerrados, cómodos y sosegados. 

Aprender a dormir

Un periodo donde al tener nuestros sentidos desconectados de la concentración que algunas actividades demandan, es que requiere además de silencio y paz suficiente para lograr tener viajes agradables, imposibles que solo son posibles en la noche, siesta o momento del día en los que decidamos dormir. A veces  se da incluso en horas laborales donde aunque no estemos acostados en una cama que se encuentre en una habitación hecha para filtrar sonidos,también podemos soñar.

Se ha estudiado mucho la posible relación entre la estructura cerebral y la capacidad para recordar sueños. En ese sentido, se estudian regiones cerebrales asociadas con el sueño, como la amígdala, el hipocampo, la corteza prefrontal medial (CPM), y la unión temporoparietal (UTP). Los resultados generalmente revelan que aquellos con una alta capacidad para recordar sueños tenían una mayor densidad de materia blanca en la CPM. Este hallazgo sugiere que la actividad en estas áreas del cerebro puede desempeñar un papel en la transición de las experiencias oníricas a la memoria.

Una que es de suma importancia al estar dormidos o despiertos porque es un momento donde es más usada y está muy ligada al tiempo y forma en que hayamos descansado. Aunque recordemos o no lo que hayamos soñado que está muy ligado a la forma en que vivamos. 

 

Si se dan muchas pesadillas no solo tiene que ver con las condiciones que tengamos en nuestros descansos sino sobre todo en lo que hagamos despiertos donde sin importar lo visto o imaginado haber visto al dormir. Dormir es un tiempo importante siempre porque al momento de hacerlo se ponen en orden varias cosas de nuestro organismo.

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