miércoles, octubre 29

Dilemas y generaciones

Una generación es toda la gente que nace y vive más o menos al mismo tiempo, considerada colectivamente y cómo cada una somos parte de comunidades de seres humanos, no somos perfectos, sino distintos por las condiciones, lugares y tiempos en los que nos haya tocado crecer. No somos los mismos los boomers que millenials o de la generación X con la Z y así sucesivamente, cada una presenta habilidades y características particulares que son útiles si nos comunicamos entre nosotros, conocemos y aplicamos esas aptitudes en desafíos específicos para el bien de la comunidad. Ahora se identifica que los boomers no se dejan cuidar y se niegan a envejecer encerrados, y se presenta cómo un dilema para la familia, amigos o conocidos de quienes sean parte de esta generación. 

Los baby boomers (nacidos aproximadamente entre 1946 y 1964) se caracterizan por su ética de trabajo, su lealtad a marcas y empresas, un fuerte enfoque en la familia, la seguridad financiera, y una resistencia general al cambio rápido. Y los hace muy diferentes a la juventud de ayer y hoy que hacemos de la mutación, transición o cambio algo natural con la estética, forma de ser, comunicarnos, alimentarnos o tratarnos. Entonces, por qué ahora alguien podía suponer que la generación que había inventado el rock, luchado contra la guerra de Vietnam y masificado la minifalda iba a dejar pasivamente que la encerraran en una casa de retiro cuando llegara a vieja. 

Cambio de hábitos

Los viejos viven más, mejor y más libres que nunca. Pero mientras rechazan bastones, cuidadores y geriátricos, y sus hijos debemos reinventar qué significa cuidar sin invadir, cómo ellos lo hicieron en nuestras adolescencias. Época en la que nos destacamos por ser desordenados, impuntuales, presentabamos cambios físicos y hormonales y psicológicos y pensábamos que nadie nos entendía, por lo que nos refugiabamos en lo que no parecía correcto por nuestros mayores que con el tiempo envejecen cómo cualquier ser vivo y deben tener en cuenta su salud física, mental y espiritual.

Para lograr una buena convivencia social con el mundo, donde existen lugares para tener atención y convivencia adecuada con personas contemporáneas a ellos para lograr diálogos como coexistencia armónicos entre personas que socializando ejercitan su mente y la mantienen saludable para recordar lugares, momentos, fechas nombres y datos importantes para sus vidas y la de su entorno. También necesitamos de su comprensión y cooperación para tener una vida sin dilemas en la comunidad donde existen también bebés, niños, jóvenes, adultos y mayores de edad que por obvias razones no se mueven escuchan, ven o piensan cómo lo hacían en su juventud por el normal deterioro de su sistema orgánico, por eso necesitan de herramientas o atención particular para evitar inconvenientes y compañía para que con la socialización no se vuelvan ofensivos o groseros con nada o nadie en los acontecimientos, lugares o personas en los o con quienes les toque participar.

Si bien mamá, papá los tíos o quienes formen parte de la generación boomers no sean cómo nuestros abuelos, a su edad ya presentan complicaciones que deben ser reconocidas por ellos cómo atendidas por geriatras o gente especializadas en personas adultas o “gerontes” que aunque no sean o parezcan jóvenes, poseen lo más importante en la vida que no es el tener recursos económicos, propiedades o herramientas que sirvan para cosas específicas sino experiencia, vivencia, destreza y maestría en lo que más importa más que cualquier ciencia que es el “haber recorrido la vida”. Por eso es clave siempre tener en cuenta la recomendación que nos daban en la niñez y adolescencia que era el famoso; “cuidate que!” y aprender a envejecer para que una vez en ese periodo de vida no incomodemos sino logremos integrarnos sin problema con quien sea aunque este se vea diferente o haga o diga algo que no sea bien entendido por otras generaciones de personas.