Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
El nombramiento de los colaboradores de cualquier presidente siempre determina mucho las características de esa presidencia, y especialmente el sesgo que la misma va a tener en referencia a futuro.
Este comentario viene a cuento acerca del último nombramiento de Luis Castiglioni como ministro de Industria y Comercio, el mismo que había plebiscitario su nombre para ser senador fue escogido para dicho cargo, pero que en mitad de ese período, no casi ya ejercido de manera interrumpida, vuelve a plantearse la idea de que quiere ser ministro de Industria.
Esto nos lleva a la pregunta acerca de qué realmente determina que alguien sea escogido ministro en un gabinete paraguayo. Tiene que ver con las complicidades, con lo que aportó en campaña, con un plan de acción, con el capital que puede darle el nombre de esa persona al frente de una cartera de Estado, muchas de estas cuestiones no son muy bien respondidas y casi siempre surge también la interpretación de que parte de la coyuntura política.
Han nombrado a Castiglioni para permitir tener un voto más en el Senado del movimiento de Cartes que está emprendiendo junto con Abdo, la llamada Operación Cicatriz, restañar heridas después de más o menos casi tres años de haber concluido las internas partidarias de la ANR.
Mucho tiempo para seguir centrado en lo partidario y demasiado tiempo perdido en las cuestiones trascendentes de lo nacional, y si vemos que las coyunturas son las que determinan, ya no nos interesa nada en términos de capacidades y de aporte.
Lo único que hace falta para interpretar es simplemente cuál es el grado de colusión que tiene un hombre al frente de una cartera y lo que eso representa en términos de pérdidas para el país y para la democracia en su conjunto.
