Los políticos deben un acto de contrición y reconocer que fallaron.
La comunidad política tiene que reaccionar. El caso de Hugo Velázquez nos llama a la reflexión a todos, comenzando por los representantes parlamentarios, de quienes se espera un acto severo de contrición en el que reconozcan que le han estado fallando a la ciudadanía que los ha elegido.
La conducta inmoral, la impúdica exhibición de privilegios y los episodios de corrupción explícita que caracterizan a tantos políticos y funcionarios de Gobierno, no pasan inadvertidos a quienes desde el exterior, tienen sus ojos puestos sobre el Paraguay con la intención de hacer negocios o de radicar inversiones con perspectivas de futuro.
Los paraguayos nos hemos ido acostumbrando a este caldo espeso y fétido, tal como la rana de la anécdota va adaptándose al agua que se calienta paulatinamente. Pero el extranjero siente que se quema ni bien pone un pie en el territorio, que es el momento mismo en que la maquinaria de expoliar se pone en marcha para desvalijar, como depredadores compulsivos, al incauto que llega de afuera con proyectos bajo el brazo.
El nuevo campanillazo del US State Department fue más contundente que el que sonó con Horacio Cartes. Esta vez acompañan al nuevo corrupto significativo cuatro de sus familiares directos y un asesor jurídico de la EBY que al parecer entró en trapisondas con Hugo Velázquez. A todos se les ha cerrado para siempre (que duro esto) las puertas del Magic Kingdom y Epcot Center, para no citar bancos e inmobiliarias.
Ya oiremos desde las cámaras del Congreso airadas voces de condena contra la intolerable intromisión de EE.UU. en los asuntos internos del Paraguay, etc. Como la indignación política suele tener color, esta vez se rasgarán las vestiduras los del otro bando, el que estuvo en silencio mientras el cartismo rompía una lanza por su líder vapuleado desde Washington.
¡Despierten, honorables y honorablas! Bájense de su cháchara hueca y sus cortinas de humo. ¿No se dan cuenta que han quedado en evidencia, que la corrupción ha dejado tantas huellas digitales que es imposible ocultar las evidencias que rezuman desde todas las sentinas del Poder?
Los dos partidos que se han estado repartiendo el poder desde 1989 deben sacudirse la costra de podredumbre que los cubre, mensaje valido para las demás organizaciones que han estado intentando subirse al mismo tren.
Hay hartazgo general. Ténganlo en cuenta.
