Es posible que a Mario Abdo Benítez no le interese el drama de los inundados, aunque es difícil que eso sea cierto ya que el Presidente de la República lo tiene ante sus narices. Basta conque se asome a alguna de las ventanas del Palacio de López para verlo en toda su magnitud, ya que los desplazados empiezan a convertir la Plaza de Armas en un campo de refugiados.
El desinterés del que lo acusan los damnificados sería algo grave y confirmaría lo que se dice de MAB, que vive en una burbuja. Pero eso puede modificarse si alguien dentro de su círculo áulico logra convencerlo de lo contrario.
Pero no estaría de más considerar (“Piensa mal y acertarás” dejó dicho Maquiavelo) que tal inacción no sería producto del desinterés sino más bien parte de una estrategia política, lo cual sería mucho más grave.
Consideremos los aspectos objetivos.
La reubicación de inundados en Asunción es de competencia directa de la Municipalidad de Asunción. Más que eso, es un botín político que administran algunos enclaves de concejales atornillados al cargo y que llevan y traen inundados como ganado en época de elecciones, que es precisamente el clima que ahora se vive. A Augusto Wagner y a Mario Martín Arévalo se los acusa de jamás haber presentado una declaración jurada de bienes y que se mueven en las carpas de damnificados como adolescentes en un picnic.
El actual intendente, que se quedó con el cargo tras la renuncia de Mario Ferreiro, se ha convertido en una suerte de indeseable entre el oficialismo de la ANR tras echar el ancla en aguas de Honor Colorado. Así que es de la más pura lógica que para Marito y su gente, Nenecho Rodríguez sea el enemigo al cual colgar todas las desgracias posibles. Y la autoevacuación de inundados, huérfanos de “soluciones”, es la pesa ideal con la cual lastrar sus aspiraciones intendentables.
¿Muy retorcido? En la política criolla nunca se toca fondo en este aspecto. El propio comercio de inundables, vigente desde hace décadas, es la mejor prueba de que a los políticos de ningún partido les interesa encarar en serio la eliminación de los barrios precarios asentados sobre el lecho del rio.
Mario Abdo Benítez no va a ser ahora la excepción. Es sólo un político de paso por el poder, incapaz de encarar el tema como estadista y pescando en la bahía algunos bagres conque echar de comer a sus delfines.
