La primera respuesta de alguien que es llamado la atención porque está más tiempo frente a su teléfono o monitor de computadora es; “estoy trabajando, no me molestes! deja de hablarme cuando estoy frente a mi pantalla, quien te molesta cuando estas frente a la tuya!?” Y en verdad este tiempo da para revisar cómo la tecnología que dice existir para comunicarnos más y mejor o educarnos cuasi gratis, también nos ha vuelto más descorteses, al punto de haber perdido modales básicos de comunicación como el saludo para iniciar un diálogo, “buenos días, tardes y/o noches” y luego el desarrollo de la conversación dándose a entender que habrán dormido juntos el dúo o grupo de personas que están o estarán comunicándose entre sí. Por otro lado están las publicaciones que se dan : fotografías, textos, videos, memes de mal gusto todo incumpliendo la teoría cartesiana del “cogito ergo sum”. En el mundo virtual se puede ver que no existe el pensar antes de hacer una publicación, total si despues lo puedo borrar y listo. Además tengo la libertad de hacer lo que quiera con mi teléfono o computadora, y al unir el mundo virtual con el real o pretender hacerlo nos encontramos con muchos obstáculos.
Entendemos que son dos espacios que chocan por sus normas y limitaciones o porque no existan en uno de ellos.Pero si ya usamos algunas facilidades del mundo virtual porqué no integrar los modales humanos del trato; saludar con palabras y no solo enviar un emoticon esperando una respuesta seria o entrar directamente al tema. Es hora de entender que vivimos en un mundo que exige responsabilidad, madurez, compromiso, planes y toda característica de un adulto serio y maduro.
La vida cambia a medida que el tiempo avanza y si queremos seguir viviendo y seguir adelante sin problemas debemos conectarnos con dichos cambios aportando lo que hemos aprendido en la vida o en el mundo real y no dejando que la habitual manera descortés de tratar a otra persona o grupo de personas se convierta en un hábito y acabe importando esos modales al mundo real donde como ya sabemos sería rechazado con una respuesta dura que quedará registrada en nuestra mente de por vida. La descortesía virtual cotidiana nos agota y empobrese como ciudadanos.