Comentario 3×3
La calidad de los servicios en Paraguay es bastante pobre. Algunos dicen que no tenemos la cantidad suficiente de ingreso per cápita, US$ 5000 es aproximadamente antes de la pandemia lo que cada paraguayo ingresa dividido por el producto interno bruto del país.
Sin embargo, cuando vemos cómo se materializan esos recursos en salud, en educación, en agua y en luz, vemos que el problema no es necesariamente la falta de recursos, sino la mala administración de los mismos.
El Banco Interamericano de Desarrollo le dijo a su actual vicepresidente López, que en el Paraguay, bajo la administración de su hermano y de él como ministro de Hacienda, se robaba US$ 2.000 millones por año y no les inmutó para nada una afirmación de ese tipo, ni tampoco le dijeron a los técnicos del Banco Interamericano con respecto a esas cifras.
En el Paraguay el problema grave que tenemos es que el dinero público no es de todos, sino que es simplemente de algunos que lo administran ocasionalmente, y por eso los partidos políticos y los políticos disputan y pelean ese territorio. No hay ningún negocio en el mundo que dé tantas ventajas en términos de enriquecimiento ilícito como el referido a la administración de la cosa pública.
Ni las drogas, ni la trata de blancas, ni el tráfico de armas se equiparan a los niveles de latrocinio que ocurren con los recursos públicos, incluso en un país del ingreso per cápita menor a US$ 5000 anuales.
Si tuviéramos algo de consideración en torno a esta circunstancia, estoy seguro de que podríamos tener mejores servicios en educación, en salud, en agua y en luz. US$ 2 mil millones es el doble del presupuesto general de gastos asignados para la educación y es cuatro veces más que salud, y significa por qué no, la posibilidad de poner a punto los servicios de agua y de luz. El país se desangra en la corrupción y en el robo.