El Congreso estudia una ley dirigida a incentivar y promocionar el transporte eléctrico exonerando de gravámenes aduaneros e IVA la importación de vehículos eléctricos y partes para ensamblarlos. También busca promover la instalación de trenes eléctricos, todo dentro del Plan Nacional de Transporte Eléctrico, en coordinación con el MADES y el MITIC, meta para la cual se constituyó una Mesa Estratégica de Movilidad Eléctrica como parte integrante del Plan Nacional de Desarrollo 2030. En ese aspecto, sostiene el plan, “Paraguay apunta a ser referente regional de movilidad eléctrica mediante una transición tecnológica, ambiental, social y económicamente sostenible”. Hasta ahora, el único tren que funciona en el país es el binacional Encarnación-Posadas. Pese a que pocos kilómetros aguas abajo está la segunda represa hidroeléctrica más grande del país, el trencito opera con una locomotora diesel. Para ser referente de algo hay que tener trayectoria. No basta con borronear algunas fracesitas en un papel y ya está.
Referente es, por ejemplo, Buenos Aires, que en 1913 inauguró su primer tren subterráneo eléctrico y en 1916, el suburbano de superficie, también eléctrico. Mucho después, en 1974, lo hizo la ciudad de Sao Paulo, en 1975 Santiago de Chile y en 1983, Caracas. La intendencia de Montevideo ya tiene en servicio 30 unidades de buses eléctricos articulados, Bogotá 483, Guayaquil 20, mientras la emblemática Curitiba, que empezó a electrificar el transporte público en 2014, incorporó 30 vehículos biarticulados (de tres unidades en tándem) capaces de transportar hasta 270 pasajeros. Si queremos referentes de “transición tecnológica económicamente sostenible”, vayamos a esas ciudades.
Mientras tanto aquí, para movernos, seguimos siendo 100% petróleo dependientes. Gastamos en eso unos US$ 1.600 millones por año. Hace más de 30 años que tenemos disponibilidad masiva de energía eléctrica, pero aún no hemos podido, querido o sabido plantear una competencia seria a la movilidad a petróleo llevando adelante el plan de movilidad eléctrica del que se viene parloteando hace una década. Al paso que vamos, los oligopolios del combustible fosil van a seguir imponiendo su agenda mientras otros países avanzan transformando su movilidad.
Y así seguiremos hasta que tengamos en el Palacio de López un Gobierno con coraje para plantar bandera y avanzar con el cambio.
