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Décadas con demos kratos

Recuerdo con dificultad la primera vez que escuché la palabra democracia fué por la década de los 90 cuando me encontraba en primaria y el Paraguay empezaba a tener en un sistema político y de vida completamente nuevo comparándolo con los 35 años de dictadura cruel que lo antecedió.  Ha transcurrido casi la misma cantidad en democracia y es bueno echar una mirada a ella. 

Una compañía que no por el hecho de decir porque ya estamos en democracia ya  está todo seguro para progresar. No es así porque este sistema político requiere sobre todo de personas preparadas y comprometidas para asumir y administrar el poder que no es de una persona o de unos pocos sino de todos por igual para equilibrar las responsabilidades y deberes entre los que integramos una organización, país o empresa.

Eso  no es algo descubierto hace poco sino fue acuñado en Atenas en el siglo V antes de Cristo a partir de las palabras “demos” (pueblo, población) y “kratos” (gobierno, poder, autoridad), es decir, un gobierno del pueblo y que eso implica por sobre todo debe conocer bien ciencias y tener la voluntad de compartir sus ideas entre todos para hacer sólidas y seguras las plataformas democráticas desde la administración de escuelas hasta el funcionamiento de ministerios.

No existe poder ni buena gestión del mismo sin conocimientos o capacidad de manejar y evaluar  ideas abstractas que pueden ser útiles para la colectividad de personas que integramos una comunidad democrática. Stroessner dejó un país inculto y no educado y sus consecuencias aún las pagamos. 

Fue feroz o copernicano el giro que hemos tenido desde ese febrero de 1989 con la caída del nefasto gobierno de Alfredo Stroessner pero la democracia no tiene tantos adeptos como se esperaba que la tuviera. Muchos incluso son nostálgicos y quieren retornar a los tiempos que se dormía afuera sin temor a ser asaltado. 

 

Falta de sentido y valor

Abrir las puertas al palacio democratico a un país que mentalmente no estaba listo para ser democratico no está costando mucho.  Y han sido décadas muy difíciles por las constantes publicaciones que la prensa ha hecho tildando de corruptas las maniobras hechas por los “políticos” que deben trabajar bien para la polis o ciudadanía. La impunidad es un lastre que nos priva de entender la democracia o el Estado de derecho dentro de una amplitud mayor. 

Es terrible para el ciudadano medio observar las  portadas de periódicos o tema central en nuestros noticieros por haber participado en algún tipo de trapisonda para hacerse de dinero o beneficio particular en un puesto que debe ser para trabajar por y para el habitante. Desmoraliza especialmente cuando estos actos no son sancionados o campea en general la impunidad para este tipo de delitos.  

3 décadas y 4 años de tener democracia que no ha servido para lo que fue ideada o ha logrado obtener en otros países que se destacan por ser democráticos y económicamente estables y poderosos. Nos falta ciudadanía comprometida y actores políticos que persigan el bien común pero por sobre una justicia que actúe castigando la corrupción que es el cáncer de la democracia.

Mejorar la calidad

Algunos analistas avn  dicho que  no se produjeron grandes cambios en materia económica en nuestro país. El tener y vivir con libertad que no debe ser confundida con libertinaje y debe ser utilizada bien para no volver a caer en nepotismos que se establezcan y continúen en nuestro país, que ahora festejé un año más de democracia no solo para exponernos al mundo con una reciente y atractiva vestimenta o fugaz forma de vernos.

 

Hay que recordar lo mal que vivía el país en manos del dictador que en realidad no sabía nada de cómo presidir bien un país que puede tener 34 años de democracia pero carece tiempo y verdaderos demócratas para poder ver y tener buenos resultados en todos los campos que nos hacen cómo país integrado a un mundo que nos observa y evalúa.

 

No solo para ayudarnos sino para hacer así un mejor mundo entre todos los demócratas que en Paraguay  donde ya tenemos más de 3 décadas de tiempo de vida  pero que todavía no ha servido como debiera a todos.

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