Los ataques en términos electorales casi siempre son en torno al comportamiento que han tenido con anterioridad con algunos personajes, que han terminado siendo señalados como delincuentes, esto en cualquier otro país tendría un gran costo en el nuestro sin embargo, no lo tiene. Hemos tenido solo un caso, el de Velázquez, que ha renunciado a su candidatura pero continúa como vicepresidente de la República a pesar de ser señalado como significativamente corrupto por el Gobierno Americano. Con el caso de Cartes simplemente ha dicho de que no escuchó, ni se enteró de este señalamiento, porque continúa en campaña para ser presidente de la Asociación Nacional Republicana, el presidente de los Colorados.
El partido que abrazó ya en su plena adultez, luego de haber afirmado que nunca había votado por nadie anteriormente, se hizo Colorado en menos del tiempo estatutario establecido, que decía que podría ser candidato sólo si tuviera 10 años, se cambiaron los estatutos a dos, que era el tiempo que él tenía y con eso se hizo primero candidato, y luego alcanzó la presidencia. En realidad los partidos políticos tendrían que depurarse profundamente en este tipo de cuestiones, porque de lo contrario se quedan sin ideología, sin dogmas y tienen que echar mano a cuestiones polarizantes como la cuestión de género para tratar de movilizar a un electorado cada vez más confundido con respecto a la oferta, y cada vez más consternado con la con la capacidad de reinvención que tienen muchos políticos, que pueden cambiar de bando sin ningún inconveniente y pasar de la lisonja más rastrera al agravio más insultante.
