No se trata de alimentarse mal, hacer poco o nada para mantener nuestro cuerpo activo o cuidar cómo debe ser cuidado nuestro cuerpo, las tareas o entornos laborales, familiares o cualquier círculo social con el que frecuentamos determinan nuestra manera de ser.
Gente con tendencias políticas, sexuales o filosóficas distintas a la nuestra no deben ser discriminadas, rechazadas o aisladas. Al contrario, hay que buscar la integración de todos en el todo para con el trabajo en conjunto intentar hacer algo mejor que lo realizado por alguien específico. Cómo cualquiera en el mundo puede tener sus fallas y errores que deben ser regulados o eliminados cómo lo han sido situaciones inhumanas cómo la esclavitud, que empezaron, desarrollaron y “terminaron” eso creemos ayer. La labor de vivir en comunidad implica reconocer las diferencias y trabajar en conjunto para superarlas.
Más según un historiador la esclavitud transatlántica continuó durante años después de 1867. La evidencia encontrada por Hannah Durkin incluye barcos que desembarcaron en Cuba en 1872 y personas detenidas en Benin en 1873. La historia de la esclavitud es la historia de la humanidad.
La larga marcha
La esclavitud fue abolida en Rusia en 1861 y en Brasil (una ex colonia portuguesa) en 1888 aunque las condiciones parecidas se mantuvieron en el tiempo llegando hasta nuestros dias.
Estos acontecimientos y otros más en varios países del mundo al viralizarse en el planeta por la prensa escrita y el boca en boca de viajeros, desatan la idea de quebrar con modelos inhumanos de existir, trabajar o ser tratados y dar a todos un trato, acceso y oportunidades a la salud, educación, empleo y vivienda todos de forma igualitaria.
No es una tarea fácil ni deben decaer los ánimos para alcanzar un mundo más integrado con menos formas de explotación humana. Esa debe ser la gran tarea cotidiana de cada uno de nosotros.