La política es la ciencia y/o arte de gobernar que trata de la organización y administración de un Estado en sus asuntos e intereses de comunicación y atención pública. Existe una curiosa conexión entre cómo uno se ve y esa ciencia desde siempre, antes la barba que los hombres poseemos en nuestro rostro marcó madurez, seriedad y suficiente capacidad para enfrentar serios desafíos de ser un buen presidente, intendente, ministro o gobernador. Con el tiempo fue volviéndose una moda de viejos, ancianos o personas carentes de la fuerza suficiente para afrontar desafíos de la gestión pública que necesita de energía, fuerza y vigor de la juventud siempre para afianzar o alcanzar proyectos planteados por el administrador para un bien colectivo.
Por ejemplo, mucho antes de su adopción por el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, la barba sedujo a los hombres fuertes del país, deseosos de establecer autoridad y respeto a través de su cabello. A veces considerado un símbolo de izquierda, ahora lo usan líderes de todos los bandos en Brasil y hasta quizá en el mundo la moda de la barba vuelva a ser algo popular por el valor que damos a la estética hoy día, aunque sea considerado algo superficial, periférico o carente de importancia trascendental por algunos que desean concentrarse mucho má en las ideas, proyectos y la capacidad del barbudo o modelo de publicidad para llevar adelante diseños, programas o propuestas hechas en su proselitismo.
Tiempo en el que solemos ver o escuchar planteos a dilemas sociales por personas que siempre lucirán atractivas, antes y durante su administración por la importancia que tiene verse elegantes, limpios y ordenados ya sea en la función privada cómo pública para empezar y desarrollar bien lo que tengamos en mente.
Desde los tiempos bélicos
Desde la guerra de Vietnam las barbas explotaron en popularidad. El mayor auge se dio de mediados de la década de los 60 hasta fines de los 70, luego la barba fue usada por hippies, músicos y hombres de negocios. Ahora parece estar volviendo a tener popularidad y varios hombres volvemos a confiar en esta moda y no solo por el calor que pueda dar en este “invierno” paraguayo sino sobre todo por la seguridad y confianza que inspiramos en la familia, trabajo o cualquier círculo social que frecuentemos.
No está mal verse bien y cuidar nuestra estética no solo para estar atractivos donde frecuentemos sino sobre todo para y por nuestra autoestima que nos ayuda a sentirnos mucho mejor con nosotros mismos y actuar como más motivación ante las pruebas y desafíos que tengamos en nuestras jornadas diarias.
Las mismas que no solo tienen tareas que debemos emprender sino también otras personas que pueden sentirse también motivadas o inspiradas a hacer bien sus responsabilidades al notar la presencia de un compañero o jefe que luzca ordenado, limpio y atractivo. Se espera que también sea su comportamiento, forma de pensar y actuar para con todos. La barba bien cuidada es una manera de proyectar cosas que van más allá de lo estético.