Muchas obras viales van a tener que ser auditadas por el nuevo gobierno que emerja en el año 2023. La simple aceptación de uno pequeño, como el caso del Puente de Ñandutí que lo aprobó el Ministerio de Obras Públicas, incluso pagando de más a la empresa constructora es una muestra del nivel de corrupción que existe en el interior de nuestra estructura administrativa.
El simple hecho de que muchas de estas obras fueran fiscalizadas por el propio Ministerio ya nos demuestra el grado de calidad que estará siendo aplicado en varias de las construcciones que se llevaron a cabo durante todo este tiempo.
Este ha sido el Gobierno que más ha invertido en obras viales, que ha construido la mayor cantidad de ruta pavimentada con asfalto y también el que más ha construido puentes. También hay que decir, se les han caído algunos, que no han sido levantados en tiempo y en modo.
Sería lamentable -de aquí a unos años- estar hablando de la corrupción en el Ministerio de Obras cuando otras corrupciones que surgen en ese momento están tapando su alto impacto negativo que ya tiene entre nosotros.
