El conflicto ruso-ucraniano parece que va camino a la confrontación, como ya se había anunciado con anterioridad, y en ese sentido una de las cuestiones que más resalta es la que tiene que ver con el costo que esto supone no sólo para la región sino para el mundo.
La primera cuestión en la que impacta es el costo del el el del petróleo, que ha subido notablemente debido a que no se sabe cómo ni cuándo terminará este conflicto, y eso ya lo comenzamos a pagar especialmente los paraguayos que somos quienes importamos por completo el combustible que utilizamos.
Esto tiene su impacto en los precios de la canasta familiar, en la inflación que ya estamos lamentando desde hace una buena cantidad de tiempo, y también hay otro fenómeno que debe ser incluido. Rusia, a través de Putin, dice que eso no era parte del territorio ucraniano, que son rusos viviendo en esa zona y que ahora se han independizado; y que ellos van a protegerlos ante la posible respuesta que venga de los ucranianos.
En Paraguay viven quinientos mil brasileños, todos ubicados en la frontera con el vecino del este. ¿Qué podría pasar si en el futuro, el Paraguay reclama estas propiedades basadas en el concepto de que ningún extranjero podía comprar tierras a cincuenta kilómetros de la frontera? ¿Y cuando eso acontezca que los brasileros pidan ayuda a los dos al gobiernos de Brasilia y que este decidida cruzar la frontera con otro país ocupar y militarmente y reivindicar como suyo dichos territorios? Parece una cuestión de ciencia ficción, pero los conflictos empiezan así, especialmente cuando nosotros no nos encargamos ni de hacer cumplir nuestras normas y menos de hacer una tarea de culturización de nuestras bases nacionales con los extranjeros que se aposentan en nuestro país.
Si no lo hacemos, corremos el serio riesgo de terminar replicando el conflicto ucraniano-ruso en nuestro territorio.