Gracias al sistema braille las personas invidentes pueden acceder vía tacto a los que sus ojos le niegan. Sin embargo, en muchas ocasiones, se ven privadas de la lectura y el acceso a la información en el Paraguay.
Diana Caballero trabaja como encargada de proyectos de la Asociación Santa Lucía desde el 2018. Una de las mayores dificultades con la que se suele topar es que existen muy pocos materiales en braille para las personas con discapacidad.
La mayoría de sus alumnos encontraban textos en este lenguaje porque los hacían desde la Asociación y les ayudaban en sus clases de colegio, gracias a las donaciones de asociados y empresas.
“Es su derecho poder conseguir materiales como estos. Con eso en mente, el año pasado hicimos dos libros para donar a alumnos y bibliotecas. El primero fue de fábulas universales, y el segundo con temática navideña de autoras paraguayas. Realizamos 100 y 150 copias respectivamente, pero nos quedamos cortos para la cantidad de personas que querían leer”, señaló Diana.
Agregó que llamaban de otros centros de inclusión porque hay muchas personas que necesitan.
EL PROYECTO
En junio de este año, el Fondo Nacional de la Cultura y las Artes (Fondec), le aprobó a Diana un proyecto para hacer 500 libros infantiles para niños con discapacidad visual y luego donarlos.
“Ya tenemos los cuentos seleccionados, serán el Patito feo, La Bella y la Bestia, y el Gato con botas. Vamos a empezar a diagramar, luego haremos la impresión en tinta y después se hace el relieve. Queremos que sean libros inclusivos para todos y todas, con imágenes en colores y dibujos en relieve para que disfruten de estos cuentos”.
Cuando publicó en su twitter que necesitaba ilustrador para estos dibujos, la reacción de la comunidad fue increíble. Las personas comenzaban a compartir y contactarla.
“Fue muy lindo, es algo único, la primera vez que hacemos esa cantidad de libros y tendremos personas que aseguren que son aptos para discapacitados y que estén bien hechos”, aseguró Diana.
“Ojalá en algún momento podamos trabajar con alguna editorial. Si seguimos en este camino y más personas se siguen interesando, probablemente tengamos más materiales en braille en el país”.
Diana señaló que la finalidad es seguir aprendiendo, que existan libros en bibliotecas para cuando alguien con discapacidad necesite.
“El desafío es el costo, pues como hacemos en tinta y braille es un doble proceso. Imprimimos en tinta en una imprenta y luego ese papel tenemos que volver a pasar en nuestra máquina de braille para después encuadernar. En la Asociación nos movemos a base de donaciones y evento pequeños, y nos encantaría cada mes sacar un título nuevo”.
Finalmente, resaltó que lo que más le deja el proyecto es no solo el proceso de conocer cómo se hace un libro, sino se trata de inclusión, de conocer las dificultades que viven todas las personas con discapacidad, de empatía y ponerse en los zapatos de la otra persona.
“Es necesario seguir haciendo proyectos educativos, de infraestructura, hay muchos ámbitos que tenemos que seguir mejorando para que nadie se sienta excluido. Me deja mucho que las personas con discapacidad me cuenten sus experiencias de vida, y siempre viene la pregunta de qué puedo hacer yo desde mi trabajo, desde mi familia, desde donde estoy parada”, concluyó la encargada de proyectos de la Asociación Santa Lucía.
