El problema de becas establecido desde hace muchos años en Paraguay debería tener una orientación más propositiva que la que tiene.
Estamos enviando necesariamente gente con un perfil que pueda ser admitida por universidades, que estén ubicadas entre las 300 mejores, pero no tenemos una idea de qué es lo que queremos hacer con ellos a su vuelta.
Esto puede significar el dispendio de una gran cantidad de recursos en detrimento del país pobre que somos y tendríamos que aprovechar en mejor forma estos recursos para generar conocimientos en áreas estratégicas como la cuestión de la energía, y aquellas cuestiones que tengan que ver con el mejoramiento de la calidad educativa en su conjunto.
Hasta este momento, lo que estamos realizando es simplemente una idea en torno al envío de personas al exterior, pero no tenemos un propósito que le de sentido y normalidad a este tipo de cuestiones.