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Cuando la ayuda llega tarde

Lic. Natalia Mora
Ex Directora General de La Dirección General de Auditoría Interna del Ministerio de la Mujer.
Participación en el Equipo Directivo de revisión del IV Plan Nacional de Igualdad 2018 – 2024.
Artista dedicada a la pintura al óleo.
Aporté a la gestión comunicacional del Observatorio de la Mujer desde su creación en el Ministerio de la Mujer.
Mujer comprometida y solidaria con las mujeres en situación de violencia.

Un feminicido no ocurre de la noche a la mañana, sino más bien es una secuencia de situaciones violentas que va sufriendo una mujer, ya sea por su pareja o cónyuge. La violencia empieza con humillaciones, insultos, degradaciones, amenazas, hostigamientos, acoso y control del hombre sobre mujer mediante el abuso psicológico.

Cuando la mujer intenta defenderse y resistir va recibiendo abusos físicos leves, como mordiscos, tirones de pelo y empujones por parte del agresor, quien genera miedo, toma autoridad y posesión sobre ella. Luego estos abusos se agravan derivando en estrangulaciones, bofetadas, golpes muy violentos que desencadenan en un feminicidio.

 Hay mujeres en situación de dependencia, tanto emocional como económica, que se encuentran en alto riesgo de ser víctimas de feminicidio. Estas mujeres no lo hablan, no lo cuentan, solo callan y soportan. Esto se da por varios factores: económicos (la mujer es dependiente económicamente, no puede mantenerse a ella ni a sus hijos), sociales (los creyentes extremistas de una familia tradicional, excusando al hombre por ser el “padre o esposo”, mujeres que fueron educadas para aguantar todo tipo de violencia con tal de mantener frente a la sociedad la imagen de su familia).

En el caso de que existiera infidelidad o cuando la mujer busca salir de la situación de violencia, el hombre no puede tolerarlo, siente rabia, se descontrola, busca venganza hacia ella y hacia los hijos. Normalmente, cuando el mismo cumple su cometido, se arrepiente y tiende a auto eliminarse.

Es una realidad causada principalmente por una errónea estructura social, por falta o por una desacertada educación que viene ya desde muchos años. Debemos educar a nuestros hijos, hombres y mujeres, inculcar la no violencia entre personas, fomentar el respeto e igualdad de género y no género, además de exigir al Ente del Estado responsable que insista en la detección, prevención, asistencia, acompañamiento responsable (no dejar sola a la víctima en ningún momento) y seguimiento de la situación de violencia, hasta que la víctima se recupere y logre estar a salvo y fuera de esa posición de peligro constante. No olvidemos que también es muy importante que el agresor tenga la misma asistencia, acompañamiento y seguimiento responsable por parte de los órganos institucionales.

Sin lo previamente mencionado, se seguirán repitiendo los patrones conductuales de violencia y no se podrán prevenir en tanto se tome con seriedad el problema de fondo.

Vivas nos queremos.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.

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