El proyecto Transformación Educativa plantea renovar y reformar las políticas educativas del Paraguay, mediante el cual se busca una educación de calidad, inclusiva y equitativa. Sin embargo, todo se ha desvirtuado y hasta se instaló la idea de que el proyecto hace hincapié a la ideología de género, que incluso ocasionó movilizaciones de diferentes sectores.
Transformar o reformar la educación paraguaya siempre es buena idea, principalmente para garantizar que la educación llegue a toda la población. La educación es un derecho humano, que lamentablemente el estado no ha podido garantizar. Según datos de Unicef, en Paraguay 6 de cada 10 niños que se matriculan en el primer grado no llegan a concluir la secundaria.
El proyecto Transformación Educativa tuvo errores de comunicación, no se fijó una estrategia sólida de comunicación desde un principio, por lo que se prestó para tergiversar el contenido e instalar mitos y generar confusión. Otro error fue la falta de consenso. Para que un proyecto de gran envergadura sea aprobado debe contar con un consenso de todos los sectores políticos y las partes involucradas en la educación, tales como asociaciones de padres, gremios docentes, etc.
Pero la clase política ahora mismo da más prioridad a la campaña política, y no a la educación. Lejos estamos de llegar a un consenso, porque estamos en un año electoral, y los partidos y movimientos políticos enfrentados buscan dañar cualquier iniciativa. Esta situación causa trabas para implementar las políticas públicas que busquen mejorar la educación o generar el anhelado desarrollo en el Paraguay.
