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COVID: Entre el ruego y la amenaza

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Austria confina al 22% de su población que se resiste a ser vacunada

“Pido urgentemente a quienes aún no se han vacunado: por favor, piensen otra vez en su decisión”. El llamamiento es de Angela Merkel, la canciller alemana que aún viviendo los últimos tramos de su mandato, no pierde su teutona calma y ruega a los antivacunas que revean su pose fundamentalista y ayuden a la salud pública.

No lejos de allí, frontera de por medio, las cosas son muy diferentes. En Austria, el canciller Alexander Schallenberg -de raíz aristócrata conservadora- decretó que dos millones de personas en un país de nueve millones de habitantes, solo pueden salir de sus casas por un número limitado de motivos, como por ejemplo, ir al trabajo o comprar productos básicos. ¿Suena familiar verdad, de cuando en la fase uno de la pandemia vivíamos totalmente encerrados? La razón: es esa la cantidad de austríacos que se niega a ser vacunada. El canciller redefinió este medida tan dura aduciendo que “mi objetivo es conseguir que los no vacunados se vacunen, no confinar a los no vacunados”. Sofismas aparte, es lo mismo, al menos mientras lo remisos reincidan en su resistencia a que les pinchen el brazo.

En EE.UU., Joe Biden no se anduvo con vueltas: todo el que vive de algún estipendio del Estado debe estar vacunado. Estamos hablando de 4.000.000 de empleados públicos divididos en mas de 2,2 millones de empleados civiles, 570.000 trabajadores del servicio postal (USPS) y 1,5 millones de militares en servicio activo.

En todo el mundo, la obligatoriedad tiene los más variados matices. En Grecia, el personal de los geriátricos debe vacunarse o pierde el empleo. En Portugal, que ha recuperado a toda velocidad el turismo receptivo, si no se está vacunado no hay manera de alojarse en un hotel o entrar a restaurantes, bares y sitios de ocio. Esto también pasa en Francia en donde Emmanuel Macrón apretó las tuercas y hay que mostrar un certificado de vacunación para ir a cine, conciertos, museos así como para ingresar a cafeterías, restaurantes, bares, trenes interurbanos y hasta para acceder a un tratamiento médico en un hospital.

Nosotros, en tanto, navegamos entre la nada y la irracionalidad. Ahora van a vacunar sin siquiera presentar cédula de identidad, cuando 24 horas antes no faltaban los gaznápiros de bata blanca que exigían hasta partida de nacimiento o fe de bautismo.
En fin, con tal de que vacunen…

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.

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05-12-24