Andan rondando por el Congreso varios proyectos de ley dirigidos a expropiar algunos establecimientos agroganaderos y forestales en la región Oriental. Sus impulsores son un puñado de legisladores que se caracterizan por deambular en busca de propiedades rurales a las que, con el pretexto de la reforma agraria, tirarles encima una ley de expropiación. Uno de los últimos intentos estuvo a punto de concretarse y afectaba a una finca en el departamento de San Pedro que presenta estas características: Finca N° 453: superficie, 1.508 hectáreas de las cuales 996 es un bosque nativo preservado, 156 en uso agrícola, 346 campo natural en uso ganadero y un residual de caminos y espacios administrativos. El establecimiento está en plena actividad mediante un plan de manejo forestal y explotación agropecuaria. Eso quería expropiar el diputado Freddy D’Ecclesiis Giménez. Por el momento, el intento fue al archivo. Otro proyecto similar, en el que también está involucrado el mismo diputado, pone en situación de expropiación inminente otra finca (N° 398) de 1.452 hectáreas en el mismo distrito y departamento. En una zona en donde la hectárea puede alcanzar entre los US$ 3.000 y 5.000 la hectárea, en sólo dos expropiaciones estos legisladores van a cargar al Estado paraguayo con una deuda de no menos de US$ 10 millones, más de Gs. 63.000 millones. Todo con el propósito de crear colonias para agricultores, un modelo obsoleto cuya ineficiencia está más que probada.
Una búsqueda rapida en el sistema de información legislativa del Congreso permite encontrar decenas de proyectos de expropiación de establecimientos rurales, no pocos de ellos en plena explotación racional. Como contrapartida, es imposible saber el total de colonias que tiene el Indert, cuántas de ellas funcionan y cuánta de la tierra originalmente destinada a la reforma agraria fue a parar a otras manos. El muy promocionado censo de colonias iniciado hace más de cinco años se detuvo en 336 colonias relevadas sobre un total calculado en 1.200.
El Congreso sigue apilando expropiaciones y el Indert, deuda impaga a los expropiados. Un festival con máscara populista y un fondo real de oscuros negocios de valiosas tierras, todo pesando sobre el mismo pagadiós: el ya exangüe tesoro paraguayo.