Se percibe en el ambiente que los políticos han logrado en los últimos años distraer la atención ciudadana en permanentes conflictos entre ellos, y que eso que parece relevante, en realidad, no pasó de ser una cuestión estratégica-táctica, cuyo objetivo es no abordar los grandes temas de la gente.
Estamos en campaña electoral ya desatada de manera informal, aunque no legal, pero todos los temas y cuestiones que vemos abordar por los grupos tienen que ver con quién se roba alguna pieza al otro y qué cuestiones tienen que ver con el deseo de alcanzar el poder, no trabajar desde allí en favor de una agenda ciudadanas.
No sabemos nada de algún candidato que nos hable sobre el nuevo modelo económico que necesita el Paraguay, sobre el uso masivo de hidro energías, sobre la expansión de la frontera agrícola, sobre la migración campo-ciudad, sobre el primer empleo, sobre el mejoramiento de los niveles educativos y sanitarios; nada de eso se habla y esos son los grandes temas de la política, o al menos debieran ser.
Nuestros políticos se hablan al oído y nosotros queremos saber qué es lo que se dicen, cuando en realidad eso no pasa más allá de la intrascendencia de algo que justamente sólo pueden distraernos, pero nunca llevar a concentrarnos en los grandes temas que sí importan -y mucho- a la gente.
