El correligionario o correli es la persona que comparte con otras una misma doctrina religiosa, política o ideológica. Se dice que es miembro del partido colorado y son una legión que sostiene desde hace casi 70 años en el poder a la misma agrupación política.
Este partido que según algunos ha hundido más que levantado al país y un claro ejemplo es la situación del campesinado que cada año es más pobre de la ANR que se define como “agrarista”. La capital paraguaya luce abandonada y sucia a pesar de haber sido administrada por intendentes de distintos colores. El último, un colorado, quiere ser reelecto a pesar de estar procesado por corrupción.. Es el momento para pensar, diseñar y aplicar los ajustes que cómo ciudadanos requerimos para vivir en mejores ciudades. Hay que elegir muy bien porque vemos el signo del fracaso.
Ya no es segura una victoria del partido que con la voz enfática y enérgica que grita “correli!!” para buscar complicidad, seguridad y confianza con sus seguidores, que con la bandera colorada flamea sus buenas” intenciones. Estas elecciones, buscan los votos más complejos de entender y captar: el voto juvenil. Ojala ellos representen al votante comprometido y no al “correli” que solo busca un zoquete. Solo los programas políticos renovadores, harán el gran cambio que cualquier partido político necesita con urgencia para no desaparecer.
Enfrentar los problemas comunes, debe ser el gran compromiso de todos los candidatos y sus respectivos equipos. La era de los “correli” debe acabar para convertirse en el colectivo humano que se enfoque más allá de banderías políticas que nuestro país pide a gritos ser salvado de la codicia, materialismo y desamor.