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Control a los teléfonos

Con la presencia de quizá más pantallas que personas en el mundo nuestras preocupaciones van mutando acerca de nuestra vida que ha dejado de ser nuestro estado de salud y el de nuestros entornos sociales reales que a su vez van dejando de tener la importancia que damos a la virtualidad. Una que por el mismo título debemos entender que no es real sino pretende ser y en ese afán debemos cuidar el uso que hagamos de estas herramientas que son buenas o malas de acuerdo a la actitud del usuario o nosotros.

En todo lo que nos rodea podemos darle una utilidad positiva que construya o destruya, que lo segundo es lo que debemos evitar para nuestros hijos, sobrinos o nietos que merecen y deben tener atención y cuidado para evitar que sus teléfonos les controlen y que ellos tengan mayor vigilancia de sus herramientas. Con este fin en Irlanda se unen para la prohibición de teléfonos inteligentes para niños pequeños. Que son personas entre los 1 años hasta los 10 (dependiendo del nivel de desarrollo físico e intelectual individual).

Son determinantes  estas cuestiones no solo para tener un niño activo o mentalmente  rápido para responder a demandas académicas al instante sino sobre todo para que pueda filtrar lo que desde sus pantallas le ofrezcan o presenten para que lo adquiera y realmente le pueda ayudar a continuar desarrollándose o desarrollar en él alguna adicción a algo que lo pueda afectar.

 

Mejorar capacidades

Para eludir distracciones, amenazas o daños a la vida de niños en algunos hemisferios del mundo ya se movilizan para fortalecer la negativa al acceso que puedan tener los niños al teléfono. Una herramienta que “evolucionó” más ahora con más funciones es un dispositivo del que disponemos para hacer mejor o peor nuestra calidad de vida.  Los padres de la ciudad irlandesa de Greystones se han unido para decirles colectivamente a sus hijos que no pueden tener un teléfono inteligente hasta la escuela secundaria.

La edad recomendada por los expertos es a los 16 años, aunque cada caso es diferente y hay que tener en cuenta una serie de aspectos para reconocer si es el momento adecuado. Así y todo hay hogares donde vemos a niños hipnotizados en sus pantallas y no en tareas u otras cosas que podrían ayudarles más que el estar solo viendo “contenido” en las redes sociales que son una amenaza para cualquiera que exponga o cómo publique información delicada de sus vidas no solo a los contactos sino al mundo que una vez visto lo público puede guardar esa foto o idea en su disco duro mental, virtual o real para luego usarlo contra quien lo haya hecho público. “Si todos lo hacen en todos los ámbitos, no te sientes como si fueras el extraño. Hace que sea mucho más fácil decir que no”, dijo Laura Bourne, quien tiene un hijo en infantes menores. “Cuanto más tiempo podamos preservar su inocencia, mejor para todos siempre”.

Esta experiencia sirve para imitar asegurándonos así un buen y seguro futuro porque son eso lo que en nuestro hoy son estas personas pequeñas que deben estar ocupadas con tareas que les ayuden a servir bien a sus familias o círculos sociales que tenga en su vida. Donde debemos ser útiles y responder sanos, seguros y bien para obtener buenas calificaciones o reconocimientos en nuestros empleos donde también tenemos que tener la madurez, independencia y fortaleza para decir no y que no sea tomado cómo una mala actitud sino cómo una postura que limite y así ponga fin y prevenga que empiece o desarrollen problemas en el tiempo de vida en el que se construye la base del edificio humano. Todo esto  si no está bien sólido y fuerte no podrá sostener bien el cuerpo, ideas e intenciones que pueden construir y sostener a su vez proyectos o programas libres de amenazas y riesgos que existen en nuestros teléfonos.

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