Cada día le cuesta más al ciudadano enfrentar a ese ogro filantrópico -como denominó Octavio Paz- al Estado que genera una serie de elementos que hacen la vida miserable de las personas.
Ahora el IPS está exigiendo que la personas que reciben medicamentos por algún problema de salud tengan que comprobar ante una autoridad pública, ante un escribano, que ellos están vivos, para lo cual no sólo que deben llevar el documento, estar presente y con dos testigos, sino pagar el escribano G. 200.000; y estamos hablando de que todos los jubilados de la Previsional deben hacer eso si realmente pretenden que le den los medicamentos, que también son bastante escasos desde hace un buen tiempo.
Todo lo que se tiene que hacer mal -en términos administrativos- está condensado en la administración del IPS que, al no tener recursos económicos para la cuestiones sanitarias, puede darse el lujo de gastar casi US$ 10 millones en cuestiones de seguridad, lo que significa simplemente un gran negociado, y allí es donde vemos como tampoco los consejeros que representan los intereses de los sectores que aportaron para que exista el IPS no se hacen oír, ni representan la defensa de quienes lo colocaron en dicho lugar.
El mayor moroso del IPS es el que tiene la presidencia, en este momento, un médico de apellido Battaglia, cuyo interés principal es ser Senador de la República en el siguiente periodo. Mientras tanto la gente se muere o tiene que pagar doscientos mil para demostrar que no está muerto.
En el IPS todo se hace en contra de la gente, haciendo miserable la condición humana a pesar de haber sido el sostenedor permanente en términos de recursos.