Por Griselda Yúdice
La familia colorada lleva manejando los negocios y el poder en nuestro país por alrededor de 70 años. Sus peores mafiosos fueron muriendo en la impunidad y con superfortunas malhabidas heredadas a sus descendientes. Por algunos años trataron de simular de donde vienen y a qué se dedican, pero hoy de manera descarada, sin arrepentimiento alguno e incluso haciendo ostentaciones, muestran lo que son realmente, una asociación para delinquir.
Tienen el copamiento total de los poderes y grupos empresariales, que incluyen grupos de comunicación, y así consolidan su hegemonía económica y de pensamiento. Cuando dos colorados pelean, no significa que haya diferencias sobre su visión de mundo, simplemente es una puja por quién queda mejor parado en los negocios, pelea de mafiosos, pero eso para el pueblo no hace la diferencia, pues para los comunes no cambia nada.
El Marketing político pone de moda adjetivos para sus nuevas figuras, como técnicos, independientes, no políticos, jóvenes y mujeres, pero la realidad es que forman parte del mismo esquema de saqueo, corrupción y protección.
La Concordia entre Mario Abdo Benítez y Horacio Cartes es demasiado peligrosa, no la podemos tomar cándidamente. Este pacto los hace fuertes y deja al pueblo víctima de la mafia.
La Fiscalía General del Estado es garrote contra los opositores y las opositoras y pobres, pero garante de la impunidad para la Cosa Nostra paraguaya, es la muestra de que responden a la familia y no a las leyes.
Esta semana pudimos acceder a las declaraciones de Dario Messer, que viene a confirmar lo que el senador opositor Jorge Querey denuncia hace años sobre el esquema de lavado de dinero en nuestro país, pero el Ministerio Público lejos de investigar ese tema, opta por imputar a cinco jóvenes opositores. Para que nos quede claro quién manda y que todo aquel que se atreva a cuestionar la cosa nostra será castigado.
Su esquema de lavado de dinero es una perfecta Asociación Pública Privada, pero para delinquir. Están involucrados bancos privados como el público, nacionalización ilegal, y hasta implicancia del Ministerio de Hacienda, pero nada de esto alarma a las autoridades de turno.
La verdadera concordia que necesitamos es entre la gente que nos oponemos a esta desgracia, unión entre los que ya no queremos otro periodo de la mafia colorada, la suma de fuerzas entre quienes apostamos por democracia, por justicia social y por la aplicación de la leyes sin privilegiados.
La concordia que necesitamos no es colorada, es la del pueblo contra el Partido Colorado.