Las graves acusaciones del exfiscal Fuster contra la Fiscalía General -su casa anterior- es una muestra de todo lo que existe podrido dentro de la estructura pública cuando se trata de negocios como el lavado de activos, que no se pretende perseguir como se debiera o cuando el propio Viceministro de Tributación dice “en realidad las empresas tabacaleras pagando lo que debe de nuestro país ya han cumplido con todo lo que demandamos y por lo tanto el contrabando hacia Brasil no es nuestro problema”.
En realidad también es el problema del mismo Estado al que pertenece Orué. Eso significa que toda exportación del Paraguay debería estar registrada, se tendría que conocer a quienes venden el producto esa empresa tabacalera, si está registradas a persona con algún RUC, en donde se encuentra físicamente establecida esa persona o esa empresa. Estas son preguntas que nos hacemos todos. Cuando se saca la soja al exterior se registran, pero cuando se saca el cigarrillo hacia el exterior no se registra y eso no es correcto; y eso también podría darnos las claves en torno al porqué toda la estructura paraguaya, incluidos el Estado y también las tabacaleras, hacen parte del mismo negocio del que se quejan posteriormente los brasileros, por eso ella participa de varias investigaciones en conjunto con sus pares paraguayos, porque están interesados no en el tema aduanero fiscal del tabaco sino también del lavado de activos que se mueve detrás del contrabando.
Algo que pareciera ser una cuestión pequeña en realidad es parte de un negocio inmenso en dónde están metidos narcotraficantes, traficantes de armas, lavadores de activos y otros delincuentes internacionales.