Corría el año 2006 cuando en Chile bajo el gobierno de Michelle Bachelet estudiantes de secundarios organizados protagonizaban una de las manifestaciones más fuertes que tuvo el país por a favor del derecho a la educación, en respuesta a la privatización del sistema de educación chileno denominada “revolución pingüina”. 16 años después esta actitud se repite en su capital por la falta de avances en las condiciones de la educación y el rechazo a un nuevo proyecto de Constitución han impulsado una nueva ola de manifestaciones.
Lo destacado cómo “revolución pingüina” tuvo cómo consecuencia la revalorización del movimiento secundario y varios ajustes que habían sido postergados durante gran parte de la transición.
Una postura estudiantil que vuelve contra su gobierno más de una década después, ahora durante el gobierno de uno de los personajes de protestas similares ayer.
Gabriel Boric, uno de los protagonistas de aquellas manifestaciones y que apenas lleva tiene unos meses cómo primer mandatario de su país ya tiene así un descontento social que marca su gobierno e historia política de Chile, y que ya tiene varias protestas y movilizaciones ciudadanas importantes ante sus gobiernos que deben responder bien a lo que necesita y demanda el pueblo. Nadie quiere manifestaciones en las calles y es importante escuchar su voz y hacer sentir su presencia ante lo que le incomoda.
Escuchar al pueblo
Una actitud pública que debe servir para emular por otros ciudadanos una vez identificados problemas en la forma de gobernar o administrar la cosa pública de cualquiera y cualquier gobierno. Los gobiernos deben escuchar al pueblo su mandante.
Previo a las elecciones presidenciales paraguayas toca estudiar y evaluar bien los movimientos y propuestas hechas por los candidatos para que luego eso sirva para reclamar bien lo no hecho durante su gobierno si es que son elegidos cómo presidente del país.
Uno que debe tomar en serio la condición y necesidades que presenta la educación nacional que así cómo la salud se encuentra agonizando dado los números de resultados académicos del estudiante que a su vez no puede depender de programas, maestros o aulas en buen estado sino debe “ponerse las pilas” y estudiar para fortalecer su mente para tener la capacidad de actuar con firmeza cómo ya se muestra de nuevo con lo que se da en Chile.