“La monstruosa soledad viene por mí de nuevo”
Estás solo, con tus pensamientos, repitiendo todas las cosas que hiciste en el día y los errores que cometiste. Resulta tan poco constructivo para tu mente, pero de igual forma no podés evitarlo cuando estás únicamente con tu compañía a la noche.
Por eso odias la soledad: te da demasiada posibilidad de darle vuelta a miles de ideas y no podés hacer otra cosa más que pensar, ya sea de manera positiva o negativa.
Hay personas que adoran la soledad porque implica un encuentro con ellos mismos, pero otros sienten que únicamente les genera un espacio interminable para analizar todo lo que no les gusta de sí mismos.
Simplemente, algunos creen ser su propio enemigo y, por ello, al final del día detestan la idea de tener que enfrentarse a su reflejo, ya que este proyecta todo lo que odian...