Una cuestión sobre la que también los paraguayos insistimos mucho es en la tarea de haber tenido la enorme oportunidad de reformar el sistema de salud durante la pandemia y hacer lo propio con el sistema educativo.
Las dos cosas se han pospuesto de manera absolutamente absurda cuando tendríamos que haber hecho todo esa tarea que falta hacer -por ejemplo- en la adecuación de nuestra infraestructura física con escuelas que estén apropiadamente construidas y mantenidas para propósitos que ciertamente sirvan a la educación, pero con seguridad.
Hemos tenido varios casos también de escuelas nuevas que han sido mal construidas por la corrupción y que terminaron de desplomándose.
En materia sanitaria no hemos pensado nada en torno a cómo establecer un sistema público que realmente funcione para la gran mayoría de los paraguayos. Nos hemos quedado simplemente en lamentarnos de la gran cantidad de personas afectadas por el Covid-19, pero no pensamos acerca del porqué hemos tenido tantos casos en los que cuestiones de salud han acabado la muerte de los pacientes.
No hemos -incluso- pesado en el bienestar de nuestros médicos; muchos de ellos sometidos a largas y autoritarias jornadas en los hospitales públicos y privados en donde todavía rige un antiguo vertical hizo que nada preparada para que nuestros médicos y enfermeras estén a las resultas de un buen trato para con sus pacientes.
Hemos perdido la oportunidad en la pandemia de hacer la gran reforma educativa y la transformación de nuestro sistema sanitario.
