Hoy inicia una nueva estación del año, el invierno, que en este año tan particular a causa de la interminable pandemia muchos hasta veíamos tan imposible estar alcanzando la misma por los pronósticos poco alentadores que se nos presentaban y observábamos la cantidad de personas afectadas de las cuales una porción ya no podrá ver otro cambio de estación. Creo que el sabor de esta estación tendrá matices no tan brillosos como consecuencia de este otoño que ayer nos dejó atrás con muchas “hojas muertas”.
De todas maneras la esperanza, como dicen los mayores, es lo último que se pierde y todos tenemos las ganas potenciadas de que lo que hoy inicia venga con un gran viento de renovación en lo social, económico, político pero por sobre todo cultural. Creo que si hoy ponemos las semillas correctas, nuestras próximas estaciones nos darán ese porvenir que muchos paraguayos de bien buscamos día a día. Es ahora el momento de sacar las malas hierbas y pulverizar a las plagas que no permiten que un nuevo país de sus frutos más hermosos, y Paraguay tiene para dar de los mejores.
Tal vez, en mi humilde opinión, necesitamos una sociedad comprometida y donde la desigualdad social no esté en el orden del día de los mandatarios y por su lado los mandantes gritando al viento y hundiéndose cada vez más. Los reclamos sociales deben ser prioridad y se debe iniciar un debate nacional que nos lleve a un nuevo pacto social, con todos los sectores, para remover la tierra y sembrar nuevas esperanzas que casi ya no existen.
En lo económico transparentar los negociados y sancionar cual machete cuando se podan los árboles para preparar sus frutos de estación. Es hora de que el sector público y el sector privado puedan diseñar el mejor jardín que podamos tener para en esa riqueza todos y todas podamos decir cuán rico es este país.
En lo político es hora de cortar con los árboles secos y viejos, dejando que la luz entre al bosque para dar fuerza a los árboles más jóvenes y así mostrar su belleza, renovando la flora que cada primavera se nos presenta entre lapachos de distintos colores y jazmines que perfuman con esperanza y fe mejores tiempos.
Pero por sobre todo en lo cultural, el deseo de cambio que debe traernos este nuevo tiempo es en este campo. Debemos cambiar la cultura que creemos tenemos heredado y hasta como un designio maldito que nos postra cual plantas sin luz, agua y cuidados. El tiempo es ahora y una nueva república puede ser posible desde hoy haciendo lo que debemos y creyendo firmemente que tiempos mejores están por venir, pero el compromiso es nuestro y no de estos “jardineros” que durante más de 30 años solo han hecho un trabajo mediocre cuidando este jardín.
Renovemos esta clase y un mejor paisaje podremos disfrutar dentro de 3 meses.